El café es la bebida aromática más consumida del mundo y la segunda materia más comercializada después del petróleo. ¿Es adecuado o no su consumo? La respuesta más consensuada por los cientificos es que tomado en cantidades moderadas, es decir dos o tres tazas al día, encaja en un estilo de vida sano. En cambio en exceso es perjudicial. Lo mismo que cuando se toma con leche porque esa mezcla produce aminas biógenas, que mezcladas con los nitratos y nitritos presentes en muchos alimentos, puede dar lugar a nitrosaminas, sustancias claramente cancerígenas.
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De la cafeína se sabe que estimula el sistema nervioso central, aumenta el estado de vigilia y la capacidad para realizar esfuerzos físicos, acelera el ritmo cardiaco, produce vasodilatación periférica y vasoconstricción craneal, estimula la respiración y la secreción gastrica y la diuresis.
Por eso se admite que una cantidad de cafeína inferior a 300 miligramos, es decir equivalente a dos o tres tazas de café al día tonifica el organismo, ayuda a perder peso, alivia la fatiga, retrasa el cansancio y favorece las funciones intelectuales y la digestión.
El consumo excesivo de café puede provocar taquicardia, cambios en el diametro de los vasos sanguíneos, irregularidad en la circulación sanguínea, tensión alta, diabetes, fallos renales, cistitis, irritaciones gastrointestinales, diarreas, úlceras gástricas, colitis ulcerosas, zumbidos en los oídos, temblores musculares, inquietud e insomnio. También puede alterar el nivel de azúcar en la sangre ya que su ingesta obliga al páncreas a segregar insulina, ser causa de la acumulación de ácido úrico y por ende de los ataques de gota y que los taninos presentes en el café pueden interferir en la digestión de las proteínas. Adicionalmente, vale la pena anotar que los riñones requieren no menos de veinticuatro horas para filtrar las toxinas de una sola taza de café. (Fuente: La Dieta Definitiva - José Antonio Campoy).
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